[ lectura y crítica ] 

Editorial de invierno — 49 escalones

Editorial
Invierno de 2023

Desde la editorial que publicáramos al reinicio de las actividades de 49 escalones, han pasado poco más de dos años. No sabemos si juzgar este período como un tiempo menor o más bien como uno suficientemente prolongado para lo que significa una revista en formato digital, en estos días tan vertiginosos que signan los esfuerzos de toda creación y testigos de efímeros intentos.

En dicha editorial, planteamos un proyecto que propiciara el diálogo, la búsqueda y la difusión de inquietudes e intereses literarios. Hoy podemos asegurar que únicamente, y sólo de manera escasa, hemos cumplido con los dos últimos. El diálogo, en tanto, ha sido tan escurridizo como aparente, tan lleno de reparos como falto de instancias que lo hicieran más fructífero y decisivo en la conformación de nuestras inquietudes. No obstante aquello, no podemos negar que el trabajo más valioso para nosotros, como editores y colaboradores, ha sido poder dialogar los textos en barbecho, celebrar reuniones en que se planteen correcciones, lineamientos y conjeturas en torno a la escritura, encargar lecturas y sorprendernos con otras nuevas. Establecer un espacio que aunque de perfil bajo y falto de brío pueda brindar dichas instancias, significa lo más enriquecedor, pues evidencia que nuestro compromiso con la escritura no deja de tener en mente a los lectores más exigentes.

Durante estos dos años, hemos tenido la oportunidad de publicar valiosas traducciones del alemán, portugués, catalán, inglés, italiano y francés. En 49 escalones han convergido escritores de distinta naturaleza: en plena actividad creativa, incipientes, esporádicos, profesores, traductores profesionales y otros de gracia, como también músicos, libreros, filósofos y abogados, de distinto rango etario, en todo el orbe hispanoiberoamericano. Junto con ello, a medio pelo entre lo fortuito y lo intencionado, hemos intentado conducir nuestras entradas y menesteres siempre a un terreno más amplio que el mero pensamiento provincial, distantes de la acomodaticia y nada excepcional escritura crítica, ensayística o poética que se ha tomado las discusiones locales. Esto no supone que hayamos salido victoriosos. Tal vez todo lo contrario. Porque sólo abreva nuestra nostalgia y, por qué no decir, nuestra insobornable soledad, deudos de una tradición más vasta que anuda nuestras intuiciones y nos induce a buscar en otras latitudes, en otras lindes, en otros tiempos. Quizás tampoco podamos estar seguros de haber cumplido cabalmente con ello, pero sin duda ha permitido que nuestras indagaciones se fragüen en un ambiente de libertad y no menos auténtica severidad.

En esto, en nuestros más secretos estamentos, no nos hemos rendido nunca al lenguaje de esa innombrable actualidad, ni a la verborrea retórica de los estudios de la literatura y la cultura, que tiene sus vástagos en tamaña cantidad de “críticos” tamizados por la academia cultural (en todas sus manifestaciones: talleres, cursos, universidades, etcétera), como tampoco hemos hipotecado nuestra escritura al orden y concierto de la contingencia y lectura politizada, lo cual sería mucho más deshonesto que cualquier palabra intelectual. Son estos los equívocos a los que siempre ha estado sometida la literatura, en lo que pareciera ser una guerra a desgaste entre las fuerzas de la creación y del olvido, entre la hiperinflación y la esterilidad. Pero tampoco nos hemos rendido a la insensatez de no dar por sentado que somos la gota en el cántaro, y que el derrotero de esta gota nunca podrá abarcar el tamaño de sus ambiciones, aquellas que ponen por delante la calidad escritural, el juego del estilo, la búsqueda de nuestros semejantes con quienes compartir lecturas, libros y modos de leer. Como espacio de reunión, sin duda han sido nuestros colaboradores quienes nos han formado, sin cuya contribución nos sería imposible afirmar tal cosa. A ellos les debemos no sólo el agradecimiento y la gratitud, también les debemos la posibilidad de 49 escalones como un lugar en que prima la literatura, la amistad y el noble trato por igual.

No ha sido sino en los últimos meses en que esta visión de intrincada unidad ha tomado más conciencia de sí misma, favoreciendo el encuentro entre la escritura y las artes, la expansión hacia otros medios digitales con la siempre presente necesidad de generar vínculos humanos, materiales e incluso espirituales. Es el momento, por lo tanto, de continuar acendrando esos caminos.

—Equipo 49 escalones


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