La presente selección de poemas de Eduardo Anguita corresponde a su producción temprana, contenida en Poesía entera (Editorial Universitaria, 1994). Fuera de ella, solo son hallables en primeras ediciones hoy ya mitológicas, y en Anguitología de manera parcelada. La circulación de poemas de Eduardo Anguita, aunque escasa, tiende a demarcar tres poemas de la más alta calidad: El poliedro y el mar, Venus en el pudridero y Definición y pérdida de la persona. Resulta pocas veces visible la creación literaria que Anguita iría trabajando en sus múltiples formas a lo largo de su formación. No obstante, consideramos que el aporte del poeta a su tiempo, las generaciones posteriores y las que vendrán siempre será invaluable. Que esta breve selección de poemas subsane un trabajo el cual tendrá que realizarse más temprano que tarde.
— 49 escalones
Tránsito al fin
(1934)
a Juan Derpich y Olivia
Resumen del pasado
Yo soy el muerto, aquél que pisaba sus propios pies,
aquél que tuvo vuestro lenguaje y usó vuestras piernas,
sin sombra vivo, cubierto de una desolación de ropas blancas.
Aquí hay vuelo sin necesidad de pájaro,
perfume sin flor, ser sin vestido.
Yo soy el que soy, el que nunca fui,
el que a pasos se movilizaba para probar que vivía,
el que cantaba para oírme, el que pulía su sombra
cuya profundidad hoy es mi cuerpo sin latido ni entrañas.
El ser, sólo el ser, el que no debe hablar,
porque en sí todas las palabras están dichas,
y en el silencio nadie pregunta. SONIDO
Me alejé de todo lo externo, mi más íntima piedra sobrevivía,
y allí se concentraron las fuerzas y las esencias.
¿Dónde está la familia?
Pablo hijo de Arturo, hijo de Diego, hijo de Julio,
hijo de Gabriel, hijo del mundo encadenado.
El mismo mar cuando está triste llama a su madre.
La sombra del mar compone olas fuera de él
y por períodos emigra y hace las mareas,
como la marea que el aroma levanta en el jardín,
cuando intenta escaparse. OLOR.
El eje que pasaba por mi vista me determinaba
y a su alrededor las cosas rodaban imantadas.
Si mi alma latía más veces por minuto,
el arco iris cubierto de polen se me ofrecía en un relámpago
y el cielo se inclinaba velozmente. COLOR
Llevo una gotera, una flor en lugar de corazón,
y la porosidad de mis dedos apaga toda llama,
absorbe mi nombre que los deudos gritan,
el canto que sale como luz del ojo de mis animales.
Están listos los rostros suspendidos del cielo,
el cielo se hace más espeso, oh amada lentitud.
Tránsito al fin
La puerta puede abrirse,
puede entrar el ladrido del perro,
sin que necesitemos saber nada.
Mientras no entre el viento en nosotros
cuando tenemos los ojos viajando entre los muebles
de la diversidad de los miedos de cada muerto,
podemos reír entre la espuma de lo oscuro.
La seguridad del que abre su vestido privado
dejando mostrar las huellas blancas de los delirios,
con un poco de fuerza se logra concentrar la ceniza invisible,
la sombra, mi muerte particular.
Piedras en la mirada, ya sólido su silencio,
pasos de las manos solas en el cuerpo.
Es así como amamos el aire de la estatua,
el aire que nos empuja a la vejez.
El hombre camina a una habitación semejante
y se coloca el traje que le conduce para siempre.
Recuerdo de infancia
Los mendigos escapan del tallo de las plantas
en gruesas gotas de dignidad y mármol.
Vuelan por el día como los primeros leños
en el monumento espeso del aire de los suspiros.
Sobre los techos crecen a toda hora ciegos presuntuosos,
pero los hilos de un muerto extraño a la casa
los enredan y enseñan a caminar despacio.
Paciencia: mañana el difunto será convaleciente
y partirá desde su cuerpo
hacia la simplicidad de una voz
en la tiniebla endurecida.
Liberación cariñosa
Como en las noches alguien coloca piedras preciosas en la boca de los muertos
el amor corre entre dientes hasta evaporarse
Las piedras que volaban eran sagradas y blancas
las piedras de los primeros días
golpeando en los árboles interiores.
Entre dos piedras la vista de los ciegos queda inmóvil
la vista de los mudos llena de agua
en donde flotan las palabras ajenas.
De la sombra se han formado las piedras
con un huevo de espacio en sus adentros
Es preciso descubrir sus cabezas
y enseñarles a dar los primeros pasos
Es preciso devolverles la mirada
y quebrar sus vestidos para que haya viento.
Animales e inscripciones
A Rosamel del Valle
Vienes y ves un tiempo blanco
Sin embargo sin lobos de diáfana estructura
Abriendo los muebles donde los recuerdos estudian
Y el viento pasa de dos años y miedo.
Los nuevos sepelios viajan por las carnes del mundo
Afilada quietud palabra con bordes de cabeza
El amor cae gota a gota al fondo y el fondo
Es recia mirada de pozo que niega
Su aire
La viva humedad del sueño donde los ojos
Zumban.
Vienes y ves a los amigos del tiempo
A los que hacen del tiempo su muerto preferido
Y los que tantean la piedra salada del corazón
Y los que rezongan una muda hierba
Y los que aprenden su orilla más próxima
Y los que ven el tiempo blanco de dignidad transeúnte
Y los que venden
Y los que contemplan
El por qué de su vida como un hoyo en el agua
En ágiles especulaciones de reflejos.
Vienes y ves después de la familia
Cuando sentada en torno de su rencor que se quema
Pasan las páginas buscando un escondite aunque sea una lámpara
Devienen nubes alrededor de la mesa
Devienen días alrededor del año
Tú vienes y sólo ves el tiempo blanco.
Oh servidora de lo cuotidiano que es un color de cristal rápido
Que demasiado tememos para usarlo de hermano vaporoso
En ti traté al huésped que creemos y no existe
Y vive según se abren y cierran las puertas
Y se va sin sombrero como un reflejo por las corrientes de aire.
Vienes y ves que todo se destina a algo secreto
La taza al amor que cae desde los tejados a la primera evidencia
Para que no se huya digo y obedece.
Oyes que se conversa de la primera luz
Porque hoy se fue por las huellas ascendentes de sus padres
Un golpe de pasos puros por la espalda un cuchillo refrescante
Todo lo ves: los lobos abiertos de par en par.
Y aquel relámpago que enseñaba a mis pies a ser espacio
Sin memoria duro como la piedad del espejo que a nadie alberga
Yo abro mi memoria a las amigas y tú sales.
Sales del mar como la respiración de tu pecho
Sales llena de sales conmemorativas
A pesar de una ondulación que pudiera haberte hecho perder tu persona Conmemorada de rumores rizados en tu cabeza
Mascas el círculo de amenazas la música que moja tu destino
Mas yo no sé qué hacer de ti
Como si poseyera mucha arena.
Dices: Hoy hace un tiempo blanco
Y el viento viene a componer los muebles
El mar espera su antigua carne de caballo
Con una inscripción de piedra
Hace un tiempo de piedra
Debes mascar el destino estrella o piedra.
Yo pregunto si han oído tu escritura en los alrededores
Pasar de una lágrima a otra como aguja
Y el hombre huye de mujer en mujer
Y se encuentra caído en el trayecto.
Y tú no vienes y no ves
Las manos sobre el espejo calientan las imágenes
Los árboles bajo un mismo turista
El bosque golpeando mi frente
Yo abro la frente a los amigos.
Abro la puerta y la memoria
Alguien apagó la escritura silenciosa que me dejaste
Lobos guiadme a vuestra piedra de miedo
Corazón, piedra indescifrable pero que un auga borra
Vienes vienes y ves un tiempo blanco.


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