Trieste. La misma ciudad que fue centro biográfico y literario de novelistas, críticos y poetas, como Italo Svevo, Roberto «Bobi» Bazlen, Pier Antonio Quarantotti Gambini, Scipio Slataper, o posteriormente del ensayista Claudio Magris, fue el mismo lugar en donde se encumbró uno de los líricos más representativos de la poesía moderna italiana. Umberto Saba nace el 9 de marzo de 1883, de ascendencia judía, librero anticuario, poeta y novelista, por sobre los estudios comerciales a los que renunció a los 19 años para poder escribir, fue una de las voces que emergen junto a lo que muy ampliamente se denomina “hermetismo italiano”, corriente literaria que comprenderá a poetas publicados entre los años 1910 y 1930.
¿Pero qué distancia asalta entre el lirismo de Umberto Saba con la contenida sacralidad del primer Ungaretti o posteriormente con el primer Montale que zurce entre descreencia y fe los fragmentos rotos del mundo? A la par de estos poetas, y de otros como el futuro nobel Salvatore Quasimodo, pareciera que Umberto Saba sufre de un íntimo ostracismo, el cual hace que su presencia en el radar no se delate por la oscuridad del lenguaje hermético, más bien leve en su canto, como un secreto revelado prodigando luminosidad. Dirá en su poema “Autobiografía”: “A viver senza il molto ambito alloro/ fui forse il solo poeta italiano; né questo ancor mi fa un´anima amara”. Débase a la cercanía etaria con los poetas crepusculares o porque el monstruoso ruido de las máquinas de los futuristas no tocaron los puertos de Trieste, Saba encontró una poética anclada a la candidez vital que le ofrecía su ciudad y los recovecos de la memoria, una poética que reviste con delicadeza la belleza que consume el tiempo en las formas terrenales, una tenue exaltación de los días hallados en el amor, en el mito, en las calles y puertos de Trieste.
La actitud sosegada que cultivó destaca ampliamente en la docena de libros que escribió a lo largo de su vida (Poesia, 1911; Trieste e una donna, 1912; Parole, 1934; Mediterranee, 1946; entre otros), alcanzando su mayor punto en Il canzoniere (1921, 1945, 1951). Su discreción lírica y las portentosas obras que acumuló durante años no impidieron el reconocimiento de su obra literaria, que no le restó el placer de la amistad y el silencio que le ofrecía su habitación —“No es una rosa con espinas [la fama], sino solo espinas” le dirá en 1926 a Eugenio Montale—. Durante el año 1946 recibe el premio Viareggio, en 1951 el premio de la Academia dei Lincei y en 1957 el premio Marzotto, suscrito póstumamente ya que aquel año, el 25 de agosto, Umberto Saba fallece en la ciudad de Gorizia.
En esta oportunidad, presentamos una selección de poemas del poeta italiano Umberto Saba traducidos por el poeta, narrador y ensayista, argentino Ángel Faretta para la revista de literatura Intersticio (N°1, 2025) y replicados en 49 escalones.
B.D.
4 poemas de Umberto Saba
Traducción de Ángel Faretta
ULISES
En mi juventud he navegado
a lo largo de las costas dálmatas.
Al final de las olas emergían
islotes donde rara vez se posaba
un pájaro sólo atento a su presa,
cubiertos de algas, resbaladizos,
bellos al sol como esmeraldas,
Cuando la marea alta y la noche
los cubrían, velas al sotavento
se desbandaban hacia alta mar
huyendo de la insidia. Hoy mi reino
es aquella tierra de nadie. El puerto
enciende para otros sus luces
y en alta mar me empuja
el espíritu todavía sin sosiego
y de la vida el doloroso amor.
ULISSE
Nella mia giovanezza ho navigato
lungo le coste dalmate. Isolotti
a fior d’onda emergevano, ove raro
un Uccello sostava intento a prede.
Coperti d’alghe, scivolosi al sole
belli come smeraldi. Quando l’alta
marea e la notte li annullava, vele
sottovento sbandavano più al largo,
per fuggirne l’insidia. Oggi il mio regno
è quella terra di nessuno. Il porto
accende ad altri i suoi lumi, me al largo
sospigne ancora il non domato spirito,
e della vita il doloroso amore.
AMOR
Te digo adiós cuando te busco Amor,
este gris lo quiere y también mi tiempo.
Oh, estaba en ti la sombra de la tierra y el sol
Y el corazón de un muchacho sin corazón.
AMORE
Ti dico addio quanto ti cerco Amore,
Come il mio tempo e questo grigio vuole.
Oh, in te era l’ombra della terra e il sole.
E il cuore d’un fanciullo senza cuore.
CANTOS EBRIOS
Estallan cantos ebrios y blasfemias
en la taberna suburbana. Aquí –pienso-
es también el Mediterráneo. Y mi pensar
se embriaga del azul de aquel nombre.
Roma calma materna imposible de atrapar
Grecia se enamora en sus orillas
Como en una adolescencia. Oscurece el mundo
Y lo renueva la Judea. Sólo eso,
a mí, un viejo bajo el sol, me sonríe.
Antiguo mar perdido… Quiere la Musa
Que de ti nació, que yo diga de ti
Palabras, ahora que se acerca la noche.
EBBRI CANTI
Ebbri canti si levano e bestemme
Nell’osteria suburbana. Qui pure
-penso- è Mediterraneo. E il mio pensiero
All’azzurro s’inebbia di quel nome.
Materna calma imprendibile è Roma
S’innamora la Grecia alle sue sponde
Come un’adolescenza. Oscura il mondo
E lo rinova la Giudea. Non altro
A me vecchio sorride sotto il sole.
Antico mare perduto…Pur vuole
La Musa che da te nacque, ch’io dica.
ÁNGEL
Oh tú que ante mí, un viejo, en la flor
de tus años te levantas, ojos que flamean
de ira, una tan nuestra como las estrellas,
boca que a los besos dados y recibidos
armonizas las palabras, ¿es quizás
mi temerario amarte un sacrilegio?
O esto es entre Dios y yo.
¡Alto cielo! ¡Bello y esplendoroso amor!
ANGELO
O tu che contro me vecchio nel fiore
del tuoi anni te levi, occhi che all’ira
flammeggiano più nostra come stelle,
bocca che ai baci dati e riccevuti
armonizzi parole, è forse il mio
incauto amarte un sacrilegio? Or questo
È fra me e Dio.
Alto cielo! Mio bel splendente amore!



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